mayo 31, 2005

Las dos miradas

 
      Por las calles de Basora caminó una mujer cuyos ojos deslumbraban a la ciudad. Los hombres imaginaban su cuerpo escondido bajo sus túnicas: sus labios, sus pechos, su vientre, sus cabellos. Sus ojos verdes eran tan hermosos que ningún hombre se animó a desposarla por temor al desengaño. Sólo el espejo de su alcoba conoció la sinceridad de su mirada.
 
      Por las calles de Lutecia caminó una mujer cuyos pechos saciaron la sed de los lascivos. Ningún hombre alzó su mirada para observar la sinceridad de su corazón. Sólo el espejo de su baño conoció la belleza de sus ojos.